Solo quienes han experimentado el terror nocturno saben lo perturbador que puede llegar a ser. Especialistas de la salud lo describen como momentos de miedo intenso y agitación; son situaciones en las que el cerebro se despierta parcialmente del sueño profundo. El cansancio extremo, la falta de sueño grave, el estrés, los cambios en el horario de sueño, la fiebre, el consumo de alcohol, algunos medicamentos y los trastornos del estado de ánimo pueden ocasionarlo. Para quienes lo sufren, ajustar la rutina de sueño y tener un buen manejo del estrés pueden ayudar.
Sin embargo, cuando la situación persiste, puede ser una señal de que la persona padece un problema espiritual, es decir, está siendo atacada por una entidad maligna. Ese fue el caso de Adriana Ruiz, quien temía dormir por las pesadillas que experimentaba.
«Veía sombras, escuchaba voces y sufría problemas emocionales como baja autoestima y depresión; buscaba en las relaciones sentimentales mi valía, pero lo que obtenía era una sensación de vacío. Creo que todo comenzó tras la falta de atención de mi familia; aunque suplían mis necesidades económicas, trabajaban mucho, y no pasábamos tiempo de calidad juntos. Fui creciendo así y me involucré con gente que no me aportaba nada. Como pasaba mucho tiempo sola, empecé a escuchar voces, percibía sombras, incluso veía animales muertos; por las noches tenía pesadillas y se me subía el muerto. Me angustiaba dormir, sentía miedo de volver a pasar por todo eso.
Medita en: La repetición
Asimismo, varias veces encontré restos de huevos rotos en la puerta de la casa, y a partir de ahí me di cuenta de que tenía con más constancia las pesadillas y los tormentos. De hecho, soñaba que me perseguían, que caía en un abismo sin fin y que me ahorcaban; cuando despertaba, sentía como si realmente aquello hubiera sucedido. Era espantoso, sentía que iba a morir. Llegué a contarle a algunos lo que me pasaba, pero en lugar de recibir apoyo, decían que estaba paranoica y que buscaba llamar la atención. Por eso tuve miedo de seguir pidiendo ayuda; por mi baja autoestima pensaba que no la merecía. Me preguntaba a mí misma qué necesitaba decir para que me creyeran.
Además, ya estando casada, todo nos faltaba y no nos alcanzaba para solventar los gastos, a veces nuestra solución era ir a comer con mis padres. Asimismo, fue mi mamá quien me invitó a ir a la Universal, porque se percató de lo que me sucedía; dijo que en ese lugar podían ayudarme y acepté ir porque sabía que necesitaba un cambio. Mi primer día participando fue muy importante, salí de ahí tranquila y seguí yendo más días.
No obstante, enfrenté luchas, pues mi proceso de liberación no fue de un instante a otro. Para alcanzar mi liberación total, usé mi fe e iba con constancia a las reuniones, también hacía votos y propósitos con Dios, como lo aprendí en los encuentros. También usaba los elementos consagrados, como las rosas, el aceite y oraba para que Dios me fuera liberando. Inclusive, decidí apartarme de las malas compañías que solo me guiaban a tomar pésimas decisiones y alejarme de Dios.
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Con el tiempo ya tenía paz y estaba liberada de los entes malignos, no obstante, sabía que necesitaba recibir el Espíritu de Dios en mí, pues, si no Lo tenía, tarde o temprano el mal volvería a mi vida y no tendría fuerzas para resistir. Perseveré hasta encontrarlo.
Hoy me siento en paz, alegre y tengo estabilidad emocional, ya no sufro tormentos ni terror nocturno, porque el Espíritu Santo es quien le da tranquilidad a mi vida y la certeza de que todo va a estar bien. Aun en los momentos difíciles, sé que Él me está acompañando. Inclusive, nos dio los medios para conquistar un auto, un negocio en donde tenemos clientes grandes y las personas que nos debían, ya nos pagaron; Dios nos ha bendecido y ha abierto muchas puertas», finalizó Adriana.
Viernes de Liberación Espiritual
Es por eso que todos los viernes se lleva a cabo un encuentro cuyo propósito es ayudar a las personas que están siendo perjudicadas en uno o varios aspectos de su vida por una maldición y no consiguen tener tranquilidad.
No dejes pasar más tiempo y participa en la reunión de liberación espiritual. Te esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. Pero si te encuentras al interior de la República puedes consultar en este enlace la dirección de la Universal más cercana a tu hogar.
¡Participa en este encuentro!
(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.