¿Una prisión antidivorcio?

Departamento Web
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Esta existió y revela uno de los secretos para recuperar un matrimonio

Durante la Edad Media, enviar a prisión a la pareja que pensaba en divorciarse fue la solución que encontró una iglesia en la región de Transilvania, Europa. La pareja no era aprisionada porque quería el divorcio, sino para que resolvieran los problemas que impulsaban esa decisión. Es más, esa era la condición para salir de la prisión marital.

El ambiente forzaba el diálogo, al final, el cuarto —pequeño, a propósito— solo tenía una mesa, una silla, una cama muy pequeña, una manta y la comida servida era una porción para una persona. Es decir, todo tenía que ser compartido.

Actualmente, esta prisión es solo un museo. Pero, aunque parezca haber sido una solución radical, datos históricos revelaron que, en 300 años, solo se concretó un solo divorcio.

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No lo tire a la basura, arréglelo

El obispo Renato Cardoso habló esta prisión en una de las reuniones más recientes, utilizándola como ejemplo. No significa que este tipo de solución deba ser adoptada. Sino resaltando cuánto la mentalidad de la llamada cultura moderna que dice “se rompió, tíralo” tomó el lugar de la cultura que antiguamente decía: “se rompió, vamos a arreglarlo”.

Esa mentalidad, también llevada a los matrimonios de que “si no funciona, nos separamos”, ha sido la responsable de muchos fracasos en la relación.

El obispo explicó que el mensaje que conlleva la prisión marital era el siguiente: o ustedes se arreglan o estarán en esta prisión el resto de sus vidas. “Yo sé que eso es extremista, yo no la estoy recomendando. Sin embargo, el mensaje es claro y muy eficaz”, destaca.

Él incluso señaló las actitudes que tuvo para salvar su matrimonio y destacó que el problema es que las personas prefieren, por ejemplo, perder a su pareja que abandonar lo que se está reclamando en el matrimonio.

Y hace la siguiente pregunta para las parejas: “¿Qué haría si supiera que, de ninguna manera, va a separarse de esta persona hasta el último día de su vida? ¿Qué cambiaría? ¿Qué sacrificaría? ¿Qué actitudes y estrategias buscaría para lograr que la convivencia no sea como una prisión? Si usted piensa de la misma manera que Dios orienta en Su Palabra y dice: ‘yo voy a hacer mi parte para mejorar la convivencia’, y hace eso por la fe en Dios, entonces, usted ya no vivirá en una prisión”, concluyó el obispo.

Si usted está pasando por los mismos problemas, dele una oportunidad a su relación. Todos los jueves, en el Templo de los Milagros, se llevan a cabo las reuniones de la Terapia del Amor especialmente para orientarle. Invertir en su vida amorosa es invertir en sí mismo.

La Terapia del Amor se lleva a cabo en Av. Revolución núm. 253, Col. Tacubaya, CDMX. Los horarios son 7:30 a. m., 10 a. m., 12 p. m., 4 p. m. y, especialmente, 7 p. m.

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