«Perderla detonó un dolor muy fuerte dentro de mí. Le pedía a Dios verla por última vez, pero, con el tiempo, fui cayendo más: aunque la gente no me hacía nada, les tenía mucho coraje; era peleonera con mi esposo y lo agredía verbalmente; no atendía a mis hijas, y a la mayor la maltrataba con palabras hirientes. Vivía un infierno y quería desaparecer… Tiempo después, conocí la Universal.
Tal como me orientaron ahí, comencé a asistir a las reuniones. Mi cambio fue un proceso, porque a veces uno es duro para creer en Dios; pero la Palabra entró en mí, y a través de ella Él transformó mi vida.
El Señor fue tan misericordioso que me dio Su Espíritu. El Espíritu Santo es y será para siempre la única Persona que está conmigo las 24 horas. Al recibirlo, lo primero que me dio fue paz, algo que ni el dinero, amistades, marido o hijos pudieron darme. Ahora soy tranquila, y sobre todo ya no tengo vacío ni tristeza. No hay precio que pague lo que Jesús hizo en mi vida.» -Isabel Alvarado
Aprovecha esta invitación
No te pierdas esta reunión especial. Todos los miércoles, fortalece tu alma y tu espíritu con el banquete espiritual que tendremos este día, pues sin duda, al usar tu fe, saldrás lleno de la presencia de Dios.
Te esperamos especialmente a las 7 p. m., en Av. Revolución # 253, col. Tacubaya, alc. Miguel Hidalgo, CDMX. O en la Universal más cercana.
