Imagine estar en una relación donde la persona dice que le ama, pero no le ama. Dice que quiere estar con usted, pero solo por lo que puede ofrecer, no por quien es.
Publica poemas, declaraciones, pero todo es fachada, solo para impresionar a los demás. No sacrifica nada por usted. No le importa lo que dice. Vive como si sus sentimientos no existieran, como si hacerle sufrir fuera parte natural de la relación.
¿Puede imaginarlo?
Así es exactamente como muchos tratan a Dios, dentro y fuera de las iglesias.
Y aún usan la alabanza como ese tipo de viaje de última hora que hacen las parejas al borde de la ruptura, solo para ganar un poco más de tiempo juntos.
Preste atención: de Dios no se burla nadie.
Por Cristiane Cardoso
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