«Al casarme, viví algunos años felices, pero después empezaron los problemas. Tras chismes que inventaron sobre mí, mi esposo dejó de tenerme confianza y comenzó a faltarme al respeto. Con el tiempo, la situación se volvió insostenible, hasta que decidió demandarme para obtener el divorcio y la custodia de nuestras hijas. Aunque vivíamos en la misma casa, las peleas no terminaban. Me sentía muerta en vida y lloraba día y noche, sin saber qué haría sin mi familia.
Un día una prima me dijo: “Si quieres salvar tu matrimonio ve a la Universal”. Parecía un caso imposible, pues llevábamos un año en pleitos legales. Aunque no sabía orar, llevé los documentos ante Dios y le pedí ayuda; a cambio decidí poner en práctica Su Palabra. Cuando me llamó el licenciado, me dijo que la demanda no había procedido, ¡el Señor me respondió!
Con el tiempo, el Espíritu Santo nos guio para cambiar nuestro carácter y restaurar nuestro matrimonio. Aprendí a ser más cuidadosa y atenta con mi esposo, y él ahora es más abierto para platicar y hemos recuperado la confianza. Hoy somos una familia unida, y Dios nos ha enseñado a amarnos más.» -Rogelia Mendieta
Casos Imposibles
¿Tienes una causa en la justicia sin solución? ¿Te han dicho que para tu situación no hay salida? ¿Los problemas que te rodean parecen imposibles de vencer?
Entonces, participa todos los sábados en la reunión del Ayuno de los Casos Imposibles. Te esperamos, especialmente a las 7:30 a. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. O en la Universal más cercana a tu domicilio.