«Mi mamá frecuentaba a los brujos y en una ocasión me llevó para hacerme un ritual con fuego. Me dijeron que tenía el don para hablar con los muertos, pero comencé a ver espíritus del mal, no lograba dormir y amanecía golpeada.
Al casarme, no podía tener hijos; y lo peor era que en las noches un ser maligno abusaba de mí. Luego me dijeron que en aquel ritual me habían entregado como esposa a ese ente, y que la hija que había logrado concebir era de él.
Durante 15 años fui atormentada, mi autoestima estaba por los suelos y quise acabar con mi vida. Pero, mi mamá conoció a Dios en la Universal y comencé a participar en las oraciones de liberación espiritual para expulsar el mal de mi interior.
Sin embargo, como al principio no lograba un cambio, pensaba que Dios estaba fallando y quería rendirme. Hasta que comprendí que era yo quien no estaba haciendo mi parte con Él, y que solo logaría cambiar si me comprometía a obedecer Su Palabra.
Fue un proceso difícil porque tuve que luchar dejando mis conductas erradas y perdonar a quienes me dañaron. Así, entregando toda mi vida a Dios, Él me liberó del tormento.
Incluso, me ayudó a tener un matrimonio bendecido con dos hijas y mi relación con mi mamá es excelente. Hoy duermo confiada porque el Él es mi refugio.» -Liliana Alcántara