Lavados por la Palabra

Departamento Web 2
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«Yo Soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé s fruto. Ustedes ya están limpios por la Palabra que les he hablado.» (Juan 15:1-3).

«¡No vayas a esa iglesia, ahí te van a lavar el cerebro!», tal vez usted ya escuchó eso. De acuerdo con lo que enseñó el obispo Franklin el pasado 6 de octubre, es algo cierto. Imagínese, usted llega a la iglesia lleno de «mugre» en su mente, es decir, de ideas que le sembraron y que retrasaron su vida. Por ejemplo, «el que nace pobre, muere pobre», o hay quienes toman el versículo bíblico que dice «Bienaventurados los pobres en espíritu», pero no ponen atención a los detalles, pues Jesús se refería al pobre de espíritu, no al pobre de bolsillo.

Otro dicho popular dice que «es mejor un pájaro en mano que ciento volando», por lo que uno termina resignándose a lo poco. ¿Será que la Biblia está de acuerdo con ese tipo de pensamientos?

«No, cuando vio a la gente con hambre, Jesús multiplicó los panes y peces porque no quería verlos en la miseria. Y cuando todos estaban satisfechos, todavía sobró. Hoy en día, muchos reciben su salario y no les alcanza al final de la quincena, pero Jesús mostró que tiene que sobrar. Así es la mente de Dios: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10). ¿Usted consigue pensar en una vida con abundancia con el bolsillo vacío, pasando hambre o debiendo la renta? No. Pero son ideas que uno recibe y se resigna.

Por eso Él nos dijo: “Ustedes ya están limpios por la Palabra que les he hablado”. Esto significa que es la Palabra de Dios la que cambia esas ideas dañinas», comentó el obispo.

¿Ahora entiende por qué es necesario «lavar» su cerebro? Porque está contaminado con el conformismo e ideas de fracaso. «A lo mejor dice: “obispo, la Biblia dice que si sigo a Jesús tengo que tomar mi cruz”. Pero no es la cruz de los sufrimientos, pues Él ya sufrió por mí, es la cruz de la renuncia a la voluntad propia para hacer la voluntad del Padre», complementó.

Cuando la Palabra de Dios entra en nuestra mente, no nos deja seguir aceptando las cosas de manera natural, ¡ella nos estimula y mueve! En el momento en que usted tiene la mente de Cristo, no acepta que su matrimonio se destruya y usa su fe, pues sabe que «lo que Dios unió, no lo separe el hombre». Asimismo, no les da oídos a pensamientos ni comentarios negativos que vienen de otras personas, pues esto es contrario a la Palabra y Dios quiere que vivamos para santificarlo y glorificarlo. ¿Pero cómo glorificarlo con una vida derrotada?

«Por eso, comience a tomar su Biblia y vaya leyéndola con atención, no con el celular a su lado para no distraerse ni con la familia a su alrededor; si hay mucha gente puede leer en el baño. Al hacerlo va a ver cómo irá cambiando su manera de pensar. Con ello también cambiarán sus reacciones, acciones e, incluso, su vida».

«Permanezcan en Mí, y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en Mí.» (Juan 15:4).

Permanecer es una cosa constante. «Usted, por ejemplo, viene a la iglesia, el santo culto termina y se va. Pero cuándo usted sale de aquí necesita seguir pensando en Él». El obispo agregó que «no es que me vuelva un fanático, es porque si mi cabeza está en las cosas de Dios, me hace ser más fuerte ante los problemas; en el trabajo, la escuela, a donde vaya me mantengo con Jesús».

«Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de Mí nada pueden hacer.» (Juan 15:5). Si permanecemos en Él, daremos mucho fruto, fruto de conducta y de carácter. Porque uno cambia, si era violento deja de serlo; si maltrataba a la familia deja de maltratarla; si no era un buen trabajador o profesional, pasa a serlo, porque uno comienza a dar frutos de que Jesús está en nuestra vida. Y ese fruto trae recompensa, por ejemplo, si uno es comprometido en su trabajo, entonces lo hará bien y eso le abrirá las puertas.

«Muchos dicen que “el que no tranza no avanza”. Parece un vicio, la persona miente como si fuera normal, se acostumbra a engañar. Pero Dios dice que, con Él, “quien tranza no avanza”. Entonces, quiero que usted se quede con esta frase en su cabeza: “separados de Mí nada pueden hacer”. Tal vez dirá: “¡Obispo! Yo puedo hacer muchas cosas sin Jesús”, y es verdad, puede hacerlo, pero no terminarlo. Es decir, puede casarse sin Jesús, no obstante, ¿será que va a conseguir sostener su matrimonio? Puede tener trabajo, pero no significa que va a prosperar. Puede tener al mejor médico, pero no significa que tendrá salud. Puede ser el padre que les da a sus hijos una buena educación, sin embargo, eso no garantiza que su hijo no vaya a tener problemas de vicios o mal comportamiento», dijo.

«Si alguien no permanece en Mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman.» (Juan 15:6). Haga una prueba, si arranca la rama de un árbol o planta, aunque la coloque al lado del árbol, con el tiempo esta se secará. De esa misma forma, algunos están en la iglesia, pero están secos. ¿Por qué? Porque solo están al lado, pero no permanecen en Jesús; como quienes, al salir de la reunión, olvidan lo que aprendieron. El versículo termina diciendo que los echan al fuego, pues quienes no permanecen en Jesús espiritualmente viven un infierno. Si usted permanece en Jesús, puede pedirle y Él le dará lo que necesita. Él escucha a todos los que creen en Su Palabra.

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