Revisa el mensaje del Obispo Edir Macedo, publicado el pasado domingo 14 de diciembre
Durante la meditación, el Obispo Edir Macedo destacó que la relación con Dios no se basa en emociones pasajeras, sino en decisión, obediencia y entrega total del corazón.
Por qué esto importa
Antes que nada, el Obispo llamó la atención sobre una ley espiritual inmutable:
- «Todo lo que sembremos hoy, eso cosecharemos mañana».
Es decir, independientemente de la fe declarada o del tiempo de iglesia, la cosecha siempre será consecuencia directa de las elecciones hechas. Por eso, nadie escapa de este principio, le guste o no.
Además, Dios no actúa de manera injusta. Como fue enfatizado:
- «Lo que Dios pide, da para que podamos obedecer».
En otras palabras, Él nunca exige algo imposible. Lo que pide puede ser difícil, pero siempre está al alcance de quien decide obedecer.
La prueba no es externa, sino interna
En seguida, el Obispo usó el ejemplo de Abraham para profundizar el entendimiento. Cuando Dios le pidió a Isaac, no estaba interesado en el sacrificio físico del hijo. Según él:
- «Lo que Dios le pidió a Abraham, en realidad, era su corazón».
Isaac representaba la promesa, el futuro y el afecto. Por lo tanto, al obedecer, Abraham demostró que Dios ocupaba el primer lugar absoluto en su vida.
De la misma manera, Dios continúa probando a las personas hoy. Sin embargo, esa prueba ocurre en lo más profundo de nuestro ser:
- «Cuando Dios nos prueba, prueba nuestro corazón».
Así, la obediencia revela quién realmente gobierna la vida de la persona.
La religión no sustituye la entrega
Luego, el Obispo advirtió sobre un error común: confundir práctica religiosa con conversión genuina.
- «Yo entregaba con una mano y con las dos tomaba de vuelta mi corazón».
Esto explica por qué muchos asisten a la iglesia, participan en rituales, pero siguen viviendo según su propia voluntad.
En este contexto, el bautismo en las aguas adquiere un significado espiritual profundo:
- «En las aguas usted entierra su voluntad, sus opiniones, su ser».
Por lo tanto, sin esa entrega real, no hay transformación, solo apariencia.
La decisión que define la eternidad
El momento en que el Espíritu Santo habló claramente con el Obispo resume el peso de esta elección:
- «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?» (Marcos 8:36)
Aquí está el punto central del mensaje: desobedecer a Dios no es solo un error momentáneo, sino una decisión con consecuencias eternas.
Por eso, Abraham fue aprobado. Él obedeció en todo. Ante esto, Dios declaró:
- «Por mí mismo he jurado» (Génesis 22:16)
Ese juramento expresa cuánto fue honrado Dios por la actitud de Abraham.
El amor se comprueba con actitudes
Jesús confirmó este principio al decir:
- «El que tiene Mis mandamientos y los guarda, ese es el que Me ama» (Juan 14:21)
Es decir, el amor verdadero no es emoción ni conmoción momentánea. El amor es obediencia práctica.
Por este motivo, el Obispo explicó que el bautismo con el Espíritu Santo no se resume en manifestaciones externas:
- «El bautismo con el Espíritu Santo es un matrimonio».
Así como en el matrimonio, hay entrega total. No existe compromiso a medias.
El sentimiento pasa. La decisión permanece.
Otra alerta importante fue contra el engaño espiritual. Hay personas que se emocionan, hablan en lenguas o participan en actividades religiosas, pero no entregan su corazón.
- «Es una decisión, no es un sentimiento».
Quien no coloca a Dios en primer lugar sigue vacío por dentro, aunque aparente espiritualidad.
Por otro lado, la promesa permanece firme:
- «Si usted honra a Dios, Dios le honra».
Ese es el verdadero resultado de una alianza genuina con Dios.
En resumen
Dios no busca palabras bonitas ni sentimientos pasajeros. Él busca corazones decididos. Y esa decisión sigue siendo personal, diaria e innegociable.
Mira el mensaje completo:
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