«Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna» (Gálatas 6:8)
Sembrar para la carne es invertir su tiempo y recursos en aquello que promueve la vanidad.
Sembrar para el Espíritu es invertir en su salvación.
¿En dónde y en qué ha invertido su tiempo?