Existe un tipo de tal enfermedad que es más peligrosa que la que conocemos La depresión sonriente.
Las señales que indican depresión son conocidas casi por todos: tristeza, desánimo, soledad… Sin embargo, existe un tipo de tal enfermedad que es más peligrosa que la que conocemos y sus síntomas son casi imperceptibles. Un artículo escrito por Olivia Remes, especialista en ansiedad y depresión, de la Universidad de Cambridge, la clasifica como la “depresión sonriente”.
Las personas que sufren con ella, generalmente se muestran alegres cuando están en grupo; pero al estar solas, son invadidas por sentimientos de angustia y pensamientos de suicidio.
“Los síntomas son enmascarados frecuentemente por falsas demostraciones de felicidad y porque, muchas veces, son personas sin motivo aparente para estar deprimidas: tienen un trabajo, una casa, amigos e incluso pareja e hijos”, describe la especialista.
Remes indica las señales de la depresión sonriente:
1. Subir de peso: Este aumento de peso no es rápido y, generalmente, no representa un riesgo para la salud por sí solo.
2. Sueño durante la noche, sueño durante el día: Permite que la persona duerma en toda la noche. No obstante, hace que siga con sueño durante el día.
3. No acepta críticas: Estos depresivos reaccionan mal ante las críticas y rechazos, dando a entender que son prepotentes.
4. Miembros entorpecidos: La falta de sensibilidad en las piernas y en los brazos es constante en los depresivos.
5. Sonrisas y alegrías: El síntoma que más dificulta la percepción de una depresión es la alegría pasajera.
Por tal motivo, si crees que tienes depresión sonriente o notas los síntomas anteriores en alguien cercano, participa en una reunión especial los viernes a las 12 p. m. en Av. Revolución núm. 253, Col. Tacubaya, o en la Universal más cercana a tu domicilio. Por medio de tu fe sumado al poder de Dios, puedes vencer esta enfermedad que, paulatinamente, ha acabado con todo a tu alrededor.
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“Por 14 años, sufrí abusos y caí en una profunda depresión”

“A mis hermanos y a mí, mis padres nos abandonaron con mis abuelos y ahí comenzó nuestro sufrimiento, pues mi hermana mayor y yo éramos abusadas sexualmente por mi abuelo. Así pasaron 14 años… Esto me generó mucho odio en contra de mis padres y, un día, mi madre regresó y estuve a punto de matarla.
Sentía un vacío en mi interior, el cual intentaba llenar yendo a fiestas y alcoholizándome, pero no servía de nada porque, incluso, después intenté suicidarme. Al poco tiempo, me fui a vivir con un hombre con el que viví 10 años, pero él se drogaba y me golpeaba. Decidí dejarlo, pero me quitó a mis hijos. Eso me deprimió mucho, me encerraba en mi cuarto sin comer ni bañarme.
Era atormentada espiritualmente: se me subía el muerto, no podía dormir y los vicios aumentaron. Aunque trabajaba, también tuve que dedicarme a la prostitución.
Un día, escuché acerca de la Universal y a pesar de que pasé varias veces afuera de ella, me rehusaba a entrar porque creía que era una mentira. Después, una señora me invitó nuevamente, acepté. Fue la mejor decisión, pues a través de las prédicas, tomé la decisión de entregarme a Dios y eso me ayudó a sanar las heridas del pasado y a poder perdonar.
Conforme iba, los tormentos espirituales, la prostitución y los vicios quedaron atrás. Al tener mi interior restaurado, el Señor me permitió conocer al que ahora es mi esposo, ¡somos muy felices y no pasamos carencias!
Lo más importante fue que la Presencia de Dios me ayudó a vencer la depresión que me estaba consumiendo”, Aura Domínguez.
*La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.