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«Viva mi alma para alabarte, y que Tus Ordenanzas me ayuden. Me he descarriado como oveja perdida; busca a Tu siervo, porque no me olvido de Tus Mandamientos.» (Salmos 119:175-176).

Cuando no sabemos tomar la decisión correcta, recurrimos a nuestro Dios. Sus ojos buscan a Sus amados, para mostrarse fuerte para los que andan en Su Justicia.

Por Ester Bezerra

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