«Aunque pagué mucho dinero, nada me curó» 

Departamento Web 2
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«Por la depresión, no le veía sentido a la vida, disfrutaba mirar mi rostro en el espejo mientras lloraba. Luego comenzaron los vértigos, sentía que flotaba en las noches y me arrastraban por el cuarto; durante el día, los mareos me impedían realizar mis actividades. Los especialistas me hicieron todo tipo de estudios, y a pesar de pagarles mucho dinero, no lograron detectar mi enfermedad. Para llenar los vacíos en mi corazón, buscaba la felicidad en fiestas y alcohol, sin embargo, al otro día los problemas seguían. 

Empeoré la situación al ir con un brujo, pues se me subía el muerto y ya tomaba muchas pastillas para dormir; en ocasiones encontraba víboras y botellas extrañas afuera de mi casa. Llegué a preferir la muerte en lugar de continuar así. Sin embargo, mi mamá recordó que le hablaron del poder de Dios y me llevó a la Universal. Ahí recibí una oración y comprendí que el Espíritu Santo podía arreglar mi vida, entonces comencé a perseverar con fe y poco a poco logré dormir con tranquilidad. 

También me esforcé para quitar mis malas actitudes y el rencor de mi interior: me negué a mi voluntad para tener más cercanía y conexión con Dios. Mientras obedecía Su Palabra, los vértigos fueron disminuyendo, pero la sanidad completa la encontré cuando recibí el Espírito Santo. No solo me curó, también me dio seguridad en mí misma y eliminó lo que quedaba de tristeza y rencor. 

Ahora soy una persona estable, sé controlarme ante cualquier situación; ya no sufro tormento espiritual, ni necesito las fiestas para sentirme completa, porque Su Espíritu me llena. Hoy entiendo que uno puede conseguir cualquier cosa, pero si no tienes al Espíritu Santo, seguirás siendo la misma persona. Es mejor dejarte guiar por Él porque, ante las adversidades, te da la seguridad de que todo estará bien, solo basta acercarse con un corazón limpio y obedecer Su Palabra.» -Silvia García 

Aprovecha esta invitación

No te pierdas esta reunión especial. Fortalece tu alma y tu espíritu con el banquete espiritual que tendremos este día, pues sin duda, al usar tu fe, saldrás lleno de la presencia de Dios.

Te esperamos especialmente a las 7 p. m. en Av. Revolución # 253, col. Tacubaya, alc. Miguel Hidalgo, CDMX. O en la Universal más cercana.

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