«Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos» (Salmos 19:8).
El Señor Dios es recto y puro. Sus preceptos y mandamientos nos traen alegría al revelar Su gran sabiduría, iluminando las actitudes a tomar en nuestras vidas.
Por Ester Bezerra

