«Será también el Señor baluarte para el oprimido, baluarte en tiempos de angustia. En ti pondrán su confianza los que conocen tu nombre, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.» (Salmos 9:9-10).
El Señor habita en el Lugar Alto y Santo, pero también habita con los arrepentidos y abatidos de espíritu.
Él es la fortaleza de Su pueblo, porque la presencia del Guardia de Israel es permanente para librarlos de todo mal.